¡Qué coñazo
de mañana! De una clase a otra, de salón en salón, perdí la cuenta de todas las
veces que me perdí. Por no hablar del numerito de esta mañana con Thomas nada
más empezar y terminando por el nuevo flechazo de Noelia. Todo eran problemas.
Si no fuera porque aun tenía que hablar con alguien me tiraría desde la azotea
del edificio ahora mismo.
- Oye Meli ¿estás
bien?-pregunto Carlota interrumpiendo mis pensamientos.
- Perfecta
¿no lo ves?- conteste sarcástica.
- Bueno, si
quieres hablar ya sabes que...
- Si, Aya, ya
lo sé, seréis las primeras en saberlo.- "No tengo a nadie más" pensé
con un toque de ironía.- Id yendo a casa, yo tengo algo que hacer antes.- asintieron
y giraron en dirección opuesta en la mía.
Me coloque
bien la bandolera sujetando mis libros y yendo por otro camino pasando por el
aparcamiento de la universidad. Ahí estaba. El coche de los chicos arranco y el
siguió su camino solo. Sin pensármelo dos veces comencé a andar detrás
aligerando el paso para alcanzarlo. El semáforo se puso en rojo impidiéndome
cruzar a tiempo por lo que lo perdí de vista. Me salte el tráfico, a punto de
ser arrollada por un tráiler de carga y corrí calle abajo buscándolo. Pero ya
era tarde. No estaba. Hoy el universo parece estar en mi contra.
- ¡Mierda!-
maldije en voz alta.
Entonces lo
oí, supuse que era él. Estaba cantando y ese timbre de voz tan agudo solo puede
ser el suyo. Corrí guiándome por el sonido de su voz hasta que lo vi doblando
la esquina. Me acerqué deprisa gritando su nombre, pero por algún motivo no me
escuchaba.
Llegue jadeante hasta quedarme a unos centímetros de él y fue
entonces cuando le di unos toquecitos en el hombro sobresaltándolo y haciendo
que se girara deprisa.
- ¿Qu... que
quieres...?
Y lo bese. No
sé cómo, ni tampoco por qué, pero había algo dentro de mí que me empujo a
hacerlo, a besarlo, a besarlo como si no hubiera mañana.
*Narra Carlota*
Llegamos a
casa y después de comer se fue cada una a su cuarto. Meli aun no había llegado,
pero tampoco le di mucha importancia. Cogí mi libro de “Sherlock Holmes” y me
tumbé sobre mi cama. No había nada mejor que mi queridísimo Sherlock, ¿o sí?
Iba a cambiar de página cuando justo me sonó el teléfono. Coloqué el marca-páginas
y atendí.
- ¿Si?
- Lottie soy
Harry.- me levanté como un resorte y empecé a saltar y bailar por la
habitación.
- ¿Carlota?
- Emm…-
carraspeé y contesté.- Dime Harold.
- ¿Te
apetecería venir conmigo a pasear?
- ¡Claro! No
tengo nada mejor que hacer.
- Genial, pues
te espero en tu puerta en cinco minutos.
- Perfecto…
En cuanto
colgué tire el teléfono sobre la cama y comencé a desvestirme para ponerme otra
cosa. Cambié la falda por unos pitillos oscuros y la blusa por un jersey grueso
de lana, me coloqué las botas y me até una bufanda al cuello. Lista. Bajé
corriendo escaleras abajo sin despedirme de nadie.
- ¡Harry!-
salté a sus brazos besándolo.- Te eché de menos…- puse morritos juntando
nuestras narices.
- Y yo a ti
pequeña.- besó mi frente y me cogió la mano llevándome hasta su coche.
- ¿A dónde
iremos?
- ¿Te apetece
conocer el lugar donde nací?- asentí.- Son tres horas de viaje.- abrí los ojos
pero al momento me encogí de hombros.
- No me
importa, quiero saberlo todo sobre ti Styles.- le di un tierno beso y me
abroché el cinturón.- Lista.
- ¡Bien,
próxima parada, Holmes Chapel!
*Fin de la narración*