sábado, 13 de abril de 2013

Cap.19.-



*Narra Lía*
Crucé la puerta de la salida de casa colocándome la chaqueta. En cuanto Alex me llamó salí disparada de ahí. Estaba colocándome una manga mientras corría a toda prisa sin mirar por donde iba y me choqué brutalmente contra alguien, cayendo al suelo.

- ¡Mira por dónde vas mocosa!- gritó. Su voz… levanté rápidamente la cabeza.
- ¡Zayn!- exclamé poniendo mala cara.

Llevaba su chaqueta de cuero gastada, botas negras a juego, camisa roja a cuadros y unos pantalones del mismo color de las botas, con el casco en una mano y con la otra frotándose la cabeza.

- No, mi abuelita… ¿A dónde vas con esas prisas?
- No creo que te importe.- contesté poniéndome de pie.
- Si no me importara no hubiera preguntado ¿no crees?
- ¿No te cansas de utilizar siempre la misma muletilla?
- ¿No te cansas de decir siempre la misma frase de que algo no me importa?
- No.
- Pues lo mismo… ¿A dónde ibas?- bufé. “¿Qué mierda le importa a donde vaya?”
- A la manifestación que hay en el centro. Sobre los recortes en las escuelas públicas.
- Ah…
- ¿Te vas a quedar ahí parado como un imbécil o me vas a dejar pasar? Tengo prisa, ¿sabes?

Se apartó y sin darle tiempo a decir nada salí corriendo, pasando justo por su lado inundándome ese fresco olor a menta y a tabaco que desprendía. Me di media vuelta para mirar hacia él y me lo encontré mirándome. ¡Que locura Lía! ¿Nunca te han dicho que no debes mirar hacia atrás? El tráfico estaba paralizado y colapsando las calles, casi no se podía pasar. Le envié un mensaje a Alex preguntándole donde estaba y al momento me contestó. Busqué por encima de toda la gente, pero a duras penas veía. Me subí a una farola a ver si lograba ver algo, buscando con la mirada lo encontré, estaba subiendo por una de los vallados principales con varios chavales mas, ¿acaso intentaban encerrarse en la escuela? Parecía ser que sí. A toda prisa me bajé de ahí corriendo en su dirección para alcanzarlo.

- ¡Alex, Alex!- grité desde el otro lado. El ya había saltado pero aun estaba cerca. Se giró y una sonrisa se dibujó en su cara.
- ¡Vamos Lía, sube!- coloqué mi mano derecha sobre un barrote mientras con el pie izquierdo me apoyaba donde podía. Llegando hasta arriba.- ¡Salta, yo te cojo!- salté y caí sobre sus brazos.- Hola amor, me alegra que hayas venido.- me besó.
- ¡¿Se puede saber que pretendéis encerrándoos en el colegio?!
- ¡Manifestarnos!
- ¡Hay otras formas! ¡Hay niños en ese colegio!
- ¡No hay, hoy no tienen clase!- ¿Cómo?- ¡Vamos!

Me cogió del brazo tirando de mí hasta llegar dentro. Un chico cerró la puerta colocando un mapamundi enrollado en la cerradura. Recorrimos todo el interior del colegio apresurándonos escaleras arriba para llegar a la azotea. Uno de los que venían con nosotros abrió la puerta que daba al exterior, unas cuantas escaleras más y ya estábamos fuera. Soplaba el aire con fuerza y tenía la respiración entrecortada de subir tantos pisos, me asomé a la orilla del edificio, había un montón de gente gritando. Cogí el megáfono de una chica que venía con nosotros y lo encendí. Al hacer eso provocó un ruido agudo que llamó la atención de las personas. Llevé el megáfono hasta mis labios y empecé a cantar varias consignas pegadizas que atraían a más gente a la manifestación. En menos de un minuto, cerca de trescientas personas eran las que rodeaban la calle. Estaba más animada que nunca, dejándome las cuerdas vocales en aquellas palabras.

De repente todo se volvió un caos. Una nube de humo negro comenzó a emerger desde varios puntos de las calles. Alex tiró de mi mano para bajarme de donde quiera que me haya subido y corrió, corrió conmigo como alma que lleva al diablo fuera de ahí. Bajamos escaleras y más escaleras, no encontrábamos la salida del colegio, giramos a la izquierda dos veces, luego a la derecha. Oímos golpes, la puerta, estaban golpeando la puerta que había sido trabada. Me asusté. Llevé rápidamente mi mano al bolsillo trasero del pantalón en busca del teléfono pero no lo encontraba. ¡Mierda! ¿Dónde lo habré metido? Alex ya no estaba a mi lado, la puerta se abrió de golpe y varios policías entraron por ella hacia dentro. Todo se paró en ese instante. Me encontraba sola, en medio de un pasillo desierto, la policía rodeándome. Todo era un caos. En ese momento lo único que pude hacer fue tirarme de rodillas al suelo, llevando mis manos a la cabeza y maldiciendo al cobarde de Alex por dejarme ahí sola, tirada, como a un perro sin dueño.

*Narra Zayn*
Una manifestación, si no habrá mejores maneras de luchar contra la injusticia que una manifestación. La vi alejarse a toda prisa. Se giró una vez. Era hermosa, piel clara, ojos oscuros y la melena suavemente alborotada por el viento. Llevé mis manos a los bolsillos de mi cazadora, encogiéndome de hombros. Sabe dios… cuanto daría por amarte. Bajé mi vista al suelo y vi un teléfono tirado sobre la acera, me agaché a recogerlo. ¿Será de Lía? Pulsé el botón de bloqueo y observé la foto de la pantalla, sin duda era suyo. Una foto del mojigato ese… Apreté la mano alrededor del teléfono mientras la ira recorría mis venas. Sacudí la cabeza un par de veces y guarde el teléfono en el bolsillo de la cazadora.

Me dirigí hacia la moto de nuevo y me coloqué el casco para salir a toda prisa de ahí. El tráfico era denso, no podía pasar ni con la moto. Los coches bloqueaban casi todas las carreteras. Me quité el casco. Una nube de humo comenzó entonces a levantarse, seguida de varias mas, alcé mi vista y pude ver a Lía subida sobre la azotea del colegio mayor, segundos después ya no estaba. La gente comenzó a armar un alboroto y el humo a dispersarse, varios patrulleros llegaron a la zona e intentaban a golpes entrar en la institución. La gente se revolvía y salían corriendo de allí. Los ojos me picaban por el humo, me los froté un par de veces y cuando los volví a abrir la policía salía del colegio con Lía esposada. ¡Mierda! Me coloqué de nuevo el casco en la cabeza y arranqué la moto detrás del coche de policía. Aun me van a parar a mí por exceso de velocidad.

El coche aparcó justo delante de comisaría sacando a Lía del coche para llevarla dentro. Derrapé en una curva, aparcando la moto justo en una esquina, despojándome del casco, aseguré la moto con candado a una farola y con el casco en mano entré corriendo a comisaría.

*Narra Lía*
Lo que me faltaba… cuatro semanas en esta ciudad y ya la lío, muy bien Lía. Carlota me matará… o peor aún, me dirá: Te dije que tuvieras cuidado… A veces no me vendría mal hacerle un poco mas de caso. Entré por la puerta de comisaría, estaba tranquila, ya sabía el proceso, la cuestión es: ¿A quién llamo? No tengo teléfono y no me sé los números de memoria.

-¿Lía?- Levanté la cabeza hacia la mujer que me hablaba.
- ¿Bernadette? ¡Vaya! ¿Qué haces aquí?
- Trabajo aquí… y tú, ¿Qué haces aquí?
- Esta señorita estaba subida en la azotea del colegio, una manifestante.- pronunció con repugnancia la última palabra.
- Johnson, viejo cascarrabias, la “señorita” tiene lengua para hablar.- el policía gruñó hacia la vieja amiga de mi madre y me soltó.
- Es caso tuyo.- se marchó calumniando por lo bajo.
- Lía, ¿no te llegó con la última vez que pasó esto?
- Si, pero…
- Ni peros, ni peras…- reí por lo bajo, siempre hace el mismo chiste malo.- Ahora se te puede acusar como a una adulta, la ultima vez tenias aun los diecisiete, eres mayor Lía, toca madurar. Lo siento pero esta vez tendrán que pagar la fianza para que puedas salir.
- Pero…- sacudió la cabeza y no añadí más palabras.
- ¡Lía!- Esa voz ronca y cálida, como un bombón de chocolate y almendras… algo así.- ¡Lía!- me giré hacia él.
- ¿Que haces tú aquí?
- He venido a buscarte.
- No me hace falta una niñera, gracias.
- ¡Mira, niñata desagradecida! ¡No me he recorrido casi toda la ciudad para que ahora vengas a decirme que no necesitas una niñera cuando no sabes cuidar ni a tu puto teléfono!- gritó sacándolo del bolsillo.- ¡Así que cierra esa boca impertinente y estate callada por una vez!- Bernadette, estaba contemplando la escena mientras me tenía agarrada por el codo. Se estaba riendo.- ¿Qué tengo que hacer para llevármela de aquí?
- Pagar la fianza.
- Muy bien, ¿Cuánto es?
- No quiero que pagues mi fianza Zayn.- protesté.
- Cállate. ¿Cuánto es?- ¡Si será imbécil el… tío este! Iba a volver a quejarme pero su mirada enrabietada intimidaba y decidí que lo mejor era estar callada.
- Ciento setenta y cinco libras.

¡Vaya, sí que es cara mi libertad! Por dentro me reía del echo de que Zayn tuviera que pagar pero por fuera seguía con el ceño fruncido. Le tendió el dinero a Bernadette, esta me despojó de las esposas. Froté mis muñecas varias veces, estaban apretadas.

- No lo dejes marchar Lía, este es guapo, y se ve que se preocupa por ti.- me susurró la policía guiñándome un ojo al apartarse.
- ¡Vamos!- Zayn me cogió del brazo y tiró de mí hasta la puerta.
- ¡Cuídate!- me gritó Bernadette antes de atravesar la puerta. Zayn tiró de mí hasta la moto.
- Sube.
- No pienso subirme ahí contigo, no me fío.- guardó su casco bajo el asiente y respiró hondo.
- Que subas tu maldito culo a la moto o te subo yo.- pronunció entre dientes. Tragué en seco y subí despacio detrás de él.- Agárrate.-Coloqué mis manos sobre sus hombros.- ¿Acaso quieres caerte?

Retorció sus brazos llevando sus manos hasta las mías, cogiéndolas con delicadeza y bajándolas mientras acariciaba mis nudillos con sus pulgares. Colocó mis manos bajo su pecho y las soltó dejándolas ahí para tirar por mis piernas más hacia delante, haciendo que chocara contra su espalda.

- Así estas más segura. No te sueltes.

Arrancó bruscamente saliendo a prisas de allí. La velocidad hacía que el viento agitara mi pelo de forma exagerada, empezaba a molestarme en los ojos así que apoyé mi cabeza sobre la espalda de Zayn mientras lo abrazaba con fuerza. Pronto llegamos hasta la acera de su casa. Seguía abrazada a él.

- Puedes soltarme si ves que tal, aunque me gusta que estés así.- su voz me sacó de mis pensamientos y di un pequeño salto para bajar de la moto.

Me quedé observándolo durante un rato. Seguía sentado en la moto, mirándome también. Nunca me había fijado en lo bonitos que eran sus ojos. Mi mirada se desvió hacia sus labios y me quede allí pegada unos minutos, hasta que sentí como chocaban con los míos; como si pudiera adivinar mis pensamientos.
 
Enrollé mis brazos en su cuello mientras él se ponía de pie y seguí con el beso. Me fue empujando hacia atrás hasta llegar a su puerta donde rebuscaba las llaves de casa entre los pliegues de la chaqueta mientras nos besábamos desesperadamente. Abrió la puerta y acto seguido la cerró con el pie mientras nos quitábamos atropelladamente las cazadoras el uno al otro. Salté sobre él, enroscando mis piernas alrededor de su cintura, enredando mis manos en su pelo y besándolo como si no hubiera mañana. Caímos sobre el sofá, yo encima de él besando cada esquina de su cara y bajando los besos por su cuello. Sus manos se hundían lentamente bajo mi camiseta.

-¡¿Lía?!- La voz de Noelia me paró en seco, me giré bruscamente hacia ella y pude verla cogida de la mano de Niall en la puerta. Ambos con la boca abierta. Observando cautelosamente la escena.
*Fin de la narración*

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