El lunes por
la mañana temprano me vestí para ir de vuelta a clase, aunque siempre pensando
en positivo y en que solo quedarían unos meses para marcharnos ya que al final
resultó ser que nos mudaríamos en mayo y, en efecto, a la casa de la amiga de
mi madre, esa casa es gigantesca y tiene de todo así que no nos faltará nada.
Con las chicas les contamos a profesores y amigos que al fin nos habían aceptado
y nos marcharíamos. Algunas amigas estaban tristes por nuestra partida pero
también se alegraban muchísimo y nos daban la enhorabuena.
Los últimos
meses pasaron rápido, entre las transacciones y todo el papeleo esos ajetreados
meses por fin acabaron. Unos días antes del viaje nos despedimos de nuestros
familiares prometiéndoles, eso si, escribirles cartas y llamarlos por teléfono.
El día anterior al vuelo estuvimos muy ocupadas todas preparando las maletas y
las cosas que íbamos a llevar, aun nos costaba un poco creernos lo que nos
estaba pasando.
Y por fin
estábamos a 14 de junio. Llegué al aeropuerto y, como no, fui la primera en
llegar. Como vi que aun tardarían en llegar me senté en unos asientos a esperar
mientras revisaba que en mi bolso de mano no me faltara nada.
Pasaron
quince minutos y todavía seguían sin aparecer así que después de ojear un rato
twitter me decanté por ir a una tiendecita de las del aeropuerto a comprar algo
para entretenerme. Vi una tienda, algo parecido a una tienda de antigüedades
y encontré algo que llamo mi atención, un libro, un libro muy parecido a los
que leía mi madre cuando era joven de los que tengo encontrados muchos en cajas
del desván. La dependienta me miraba con cariño y observaba cada paso que daba.
Eché una ojeada a la contraportada y me
decidí a comprarlo, solo por curiosidad, quería saber la clase de aventuras que
correría la joven protagonista. Me acerqué a la dependienta, una señora mayor,
de sonrisa agradable tenía un cierto aire a esas ancianas de la biblioteca pero
resultó ser muy afable.
-Buenos días.
¿Me podría decir cuánto vale?
-Claro
hermosa, son 10 euros.
-Vaya, había
jurado que era más caro. ¿Está usted segura?
-Si cielo,
estoy segura de que a ti te cuesta eso.-esbozó una sonrisa.
-Bueno, gracias.
Aquí tiene.-le tendí el dinero con una gran sonrisa.
-Buena suerte
en ese viaje Melissa, vivirás grandes aventuras…-No pude evitar sentir como un
escalofrío recorría mi espina dorsal, ¡Sabía cómo me llamaba!
-Disculpe
pero… ¿Cómo sabe mi nombre?
-Me lo
dijiste antes.
- ¿Yo? No, no
me acuerdo…
-Y luego me
dicen a mí que pierdo la cabeza por anciana…-suspiró.
No pude
evitar sonreir y me alejé de la tienda sintiendo aun la mirada de la señora
sobre mí, me había dejado algo confusa. Me volví a sentar en el sitio de antes
y pronto llegó Noelia.
-¡Hola Meli!-
gritaba ella agitando efusivamente su brazo derecho.
-Hola Noe,
buenos (bostecé) días.- Era temprano y aun estábamos cansadas.
-¿Preparada
para la mayor aventura de todas?
-Por
supuesto. Mira, allí llegan Aya y Carlota.
-Hola
chicas.-gritaron.
-Hola.
- ¿Y Lía?
-Aun no legó,
ya sabes cómo es, para arreglarse tarda 3 horas.
-Si, pero
quedo guapísima. Por una vez que llego medianamente pronto y ya estais
protestando...
-¡Lía!-gritamos
a lo unísono.
-Por una vez
que llego pronto y ya estais protestando…
Todas reímos
y pronto sonó el aviso de que nuestro vuelo iba a salir. Al principio del viaje
no podía quitarme de la cabeza las palabras de aquella señora ‘’ Buena suerte
en ese viaje Melissa, vivirás grandes aventuras…’’ De repente me acordé del
libro y sacándolo del bolso comencé a leerlo…
Durante todo
el viaje estuve inmersa en la lectura, me resultaba extrañamente familiar… Hablaba
de unas amigas que hacían un viaje a Londres por estudios. Justo cuando iba a
pasar la página para leer el capítulo del viaje Lía me interrumpió.
-¿Vamos a tener que coger un taxi hasta la casa?
- Vaya, me había olvidado de eso.
-¿Cómo?
-Nada, tranquila que tengo la dirección aquí anotada así que si, cuando lleguemos cogeremos un taxi.
-Vale, guay.
-Oye, ¿que lees?-me pregunto Aya.
-Un libro que compre en una tienda del aeropuerto.
-¿Como compras ahí? Fijo que te salió un dineral!
-Pues la verdad es que no, tan solo 10 euros.
-Solo, yo que pensaba que unos 30 o así...
-Yo también pensé que sería más caro pero la señora extrañamente me dijo '’estoy segura de que a ti solo te cuesta eso’' y después adivino mi nombre y todo... Sigo sin explicármelo.
-¿Y si era bruja?
-¡Boh! Noelia no digas chorradas.
-Bueno... ¿Y que tal es el libro? ¿Cómo se titula?
-"La aventura solo acaba de empezar" Es interesante y divertido... Cuando lo acabe te lo dejo leer si quieres.
-Vale.- sonrió.
Cuando bajamos llamamos a un taxi, de estos colectivos de 7 plazas, guardamos el equipaje y le dimos la dirección.
-Esto queda
un poco lejos, les saldrá algo caro.
-¿A si? ¿Cuánto de caro?
-Pues más o menos unas 7 libras cada una.
-Bueno, al ser varias no parece tan caro.
El conductor sonrió y puso el coche en marcha.
-¿A si? ¿Cuánto de caro?
-Pues más o menos unas 7 libras cada una.
-Bueno, al ser varias no parece tan caro.
El conductor sonrió y puso el coche en marcha.
-Ustedes no
son de por aquí ¿no?
-No, lo
cierto es que no, venimos de España para entrar en la universidad.
-¿Y están
dentro?
-Por
supuesto.-contestó Lía.
-Enhorabuena.
Tardamos unos
veinte minutos en llegar el taxista aparcó delante de un gran portalón con un largo
camino que de seguro llevaba hasta la casa.
-Es aquí jovencitas.
-Muchas gracias señor. Tome, aquí tiene, y perdone por las molestias.
-No fue nada.- sonrió.
Las cinco nos bajamos del coche con una gran sonrisa dibujada en nuestros rostros, cogimos las maletas y entramos por la puerta de la verja que escondía detrás una preciosa casa.
-Es aquí jovencitas.
-Muchas gracias señor. Tome, aquí tiene, y perdone por las molestias.
-No fue nada.- sonrió.
Las cinco nos bajamos del coche con una gran sonrisa dibujada en nuestros rostros, cogimos las maletas y entramos por la puerta de la verja que escondía detrás una preciosa casa.
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