*Narra Noelia*
Desde que Niall vino a buscarme para
salir a comer no tuve tiempo de aburrirme, era un chico muy gracioso y
divertido, aunque al principio fue algo tímido y no hablaba casi nada, después
mas bien, no había quien lo callara.
Me llevo a comer a un restaurante
que no conocía antes, era como una especie de KFC, creo que se llamaba Nando’s,
vendían pollo, y la verdad es que estaba riquísimo. Me asombro mucho la manera
en la que comía, devoraba todo lo del plato "¿como es que no engorda nada
con todo lo que come?" pensaba.
-Noelia, Noelia...
-Ah...emm... perdona, ¿decías algo?
-Llevas mirándome comer dos minutos
y tu casi ni has tocado tu plato ¿no te gusta?
-Ah...no, no es eso, sí que me
gusta.-sonreí y seguimos comiendo.- Y tu... ¿estudias o trabajas?
-Estudio, música. Estoy en segundo
curso del Saint Martins.
-¿Como?-me atraganté con la comida y
empecé a toser mientras Niall se partía el culo de risa.- Ayúd...ame... ¿no?
-Si, si, perdona.- se seguía
riendo y me dio un vaso de agua.- Bebe anda... ¿Estás bien?
-Si.-contesté entrecortadamente.- Ya
estoy bien, gracias. ¿Así que Saint Martins, eh?
-Así es. Lo comentó Liam el otro
día, ¿no lo oíste?
-No, la verdad es que no. Yo estoy
allí también.
-¿En serio?-pregunto. Los ojos
comenzaron a brillarle y volví a asentir.
La
comida fue con calma, estuvimos contando un par de chistes y conociéndonos
mejor, era un cielo de chico. Al terminar estuvimos discutiendo sobre quién
pagaría la comida ya que yo me negaba a que pagara él y viceversa. Finalmente
acabó pagando el. Al terminar estuvimos dando una vuelta por el lugar, aun no
me familiarizaba bastante con el sitio y una pequeña excursión no estaba mal.
Me llevó a dar una vuelta por el parque y a tomar unos batidos…
-¿Quieres
volver ya a casa?-me preguntó.
-Bueno…-contesté
no muy convencida. La verdad es que me sentía a gusto con él.
-Umm.-
se paso una mano por la barbilla, como cavilando.- ¿tocabas la guitarra
no?-asentí.- ¿Qué te parece venir a mi casa y practicamos un poco de solfeo?
-¡Claro!-
exclame contenta.- pero solo un rato, son las ocho y quiero llegar temprano a
casa.- el asintió y me tendió el brazo para que me agarrara a él, me daba algo
de corte pero finalmente cedí.
Llegamos
a su casa y nos encontramos con una escena… bastante divertida, la verdad.
-¡Hostia!
¡Qué bien se lo montan algunos!-
Louis dio un respingo, sorprendido ante el
comentario de Niall y se apartó rápidamente de Melissa para hacerse a un lado.
*Narra Carlota*
Noelia
salió muy contenta de casa con Niall dejándonos a las demás aquí, sin nada que
hacer. Preparamos la comida y al terminar nos sentamos en el sofá a ver la
tele.
-Yo quede con Alex.-dijo Lía.- en un
par de minutos me voy así que hoy llegare tarde.
-Uii Lichi, Lichi... A ver que
hacéis...-ella rio ante el comentario de Melissa.
-Que tonta eres a veces.-contesto.
Justo después sonó el timbre de la puerta y despidiéndose con dos besos se fue.
-Bueno, yo me voy a ir a la
biblioteca...
-Frecuentas mucho últimamente ese
lugar Ayita.-dije
-No te preocupes que a partir de
ahora lo frecuentare aun mas.- rio y se dirigió a su habitación para coger sus
cosas y después marcharse.
-Bueno, yo creo que me
iré a leer un rato.- dije.
-Está bien.
Subí a mi habitación mientras Melissa se quedó en la sala escuchando música. Busqué entre el montón de libros de la estantería a ver si alguno me llamaba la atención, pronto encontré una de las novelas de Thomas Hardy que me había prestado hace tiempo mi amiga Mimi. Me senté en el cómodo sillón de piel blanco pasándome por encima del regazo la cálida y suave manta que hizo la madre de Noelia. Estaba tan inmersa en la lectura que no me di cuenta de que la ventana estaba abierta hasta que escuché unos ruidos provenientes de fuera. Coloqué mi marca páginas con cautela y cerré el libro apoyándolo en el suelo.
-¡Mierda, me voy a matar! ¿Quien me manda a mí...?
-¿Qué? Pero... ¿Harry? ¿Que haces aquí?
-Llamé varias veces a la puerta pero nadie me contestaba.-hizo una pequeña pausa para entrar de una vez por la ventana y prosiguió.- el caso es que quería saber si vendrías a tomar algo conmigo.
-Eso es una afirmación no una pregunta.-sonreí divertida.- pero acepto.
-¡Genial!
Le dediqué una tierna sonrisa y salimos de ahí para ir hasta el salón. Me acerqué por detrás a Melissa y le quité los auriculares de un tirón.
-Me voy a dar una vuelta con Harry.-ella se giró para mirarlo. El se encontraba detrás de mí dedicándole una sonrisa que ella le devolvió.
-Vale, yo me iré a dar una ducha entonces.
-¿Quieres las llaves?-le preguntó Harry.- Con que después me las devuelvas no hay problema.-ella rió
-Te las devolveré, tranquilo, no las quiero para nada. Gracias de todos modos, pasarlo bien.
Se colocó de nuevo los cascos mientras yo ladeaba la cabeza, es de lo que no hay, cogí mi bolso y salimos de ahí. Me llevó a una cafetería a tomar algo, aunque personalmente no me gusta demasiado el café, e hice una pequeña mueca que por suerte Harry no vio. Me senté en una mesa al fondo con vistas a la calle mientras él me preguntaba que quería para ir a pedirlo a la barra.
-¿Café?
-No... Ciertamente no me agrada mucho.
-¿Té, entonces?
-Ui, si por favor, un té negro.
-¿Dulce?
-No.-sonrió y a los dos minutos volvió con dos tazas y una pequeña tetera, haciendo equilibrio con ellas.- como se te caigan me reiré de ti durante una semana.- sonrió y colocó todo sobre la mesa.- Vaya, “Twinings English Breakfast” mi favorito.
-¿En serio? Pues era el único que tenían…
-Pues ya podemos venir más a menudo ¿no te parece?- el solo sonrió y asintió con la cabeza.
Toda la tarde fue muy entretenida, Harry me contaba sus aficiones y yo las mías, era un chico bastante atento, en más de una ocasión me preguntó si tenía frío y hasta que no le dije que sí y logro ponerme su chaqueta encima no se quedó tranquilo. El camino de vuelta a casa fue bastante entretenido, nos íbamos riendo por cualquier cosa. Cuando legamos a la puerta de la mía me decidí a sacarme ya su chaqueta, yo estaba bien, pero él, en manga corta, con el frio que hacía, aun iba a coger una pulmonía o algo… Al “intentar” devolvérsela me quedé prendada de ella, respirando su embriagador aroma. No ¿que estoy haciendo? Carlota suelta la chaqueta, relájate, poco a poco la fui soltando hasta tendérsela, el solo me sonreía, aunque me pareció percibir cierta picardía en aquella sonrisa. Dios, me siento como Ícaro cuando se acerca demasiado al sol y mientras se quema acaba estrellado.
-Me ha encantado pasar esta tarde contigo.- me susurró antes de dar un beso en la comisura de mis labios.- Hasta otra.
Lo despedí tímidamente con las manos, las piernas me temblaban y si no fuera porque estaba en la calle me desplomaría ahí mismo, es tan guapo… demasiado. Pasé tres largos minutos chupando frío en el porche de la puerta hasta que por fin me decidí a entrar…
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