Cuando nos levantamos
por la mañana siguiente desayunamos y nos vestimos pronto.
-¿Qué haremos
hoy?-preguntó Carlota
-Vosotras no
se pero yo me voy a patinar un rato.
-Siempre
patinando Lía…-dijo Noelia
-Ya me conocéis.-sonrió
se hizo una trenza, cogió su tabla y se marchó
*Narra Lía*
Me pasé toda
la mañana patinando por las rampas de un parque cercano, habían chicas que me
miraban con recelo porque muchos chicos no me quitaban los ojos de encima, a mi
solo me hacía volverme más chula y demostrar de lo que era capaz, cuando estuve
satisfecha con mis resultados y mi mejora decidí volver a casa pero no sin
antes pasar por un grupito de chicos, bastante guapos por cierto, para
presumir, me silbaron varias veces pero seguí haciéndome la interesante, como
disfrutaba con eso. Seguí caminando hasta que un perro saltó sobre mi y comenzó
a lamberme la cara, era pequeñito, precioso y como no tenía collar pensé que
estaba abandonado así que lo cogí, me lo iba a llevar.
-¡Chester,
Chester! ¿Dónde estás perrito?-me di media vuelta y vi a un chico venir corriendo
hacia mi.- ¡Eh tu! Suelta a ese perro.
-¿Perdona?-
me agaché a dejar al cachorro en
el suelo.
-Lo que oyes,
ese perro es de un amigo y se lo estaba cuidando.
-Pues este
perro no tiene collar y no pareces muy buen cuidador de animales que digamos
para dejar que esta cosita se te escape.- contesté aun agachada acariciando al
perrito.
-Me da igual,
es solo por unas estúpidas horas así que... ¿me devuelves al maldito perro?
-Toma a tu
perro maldito cretin…-Estaba a punto de gritarle un monton de groserías, cuando
alcé mi cabeza para mirarlo por primera vez y me encontre a un tipo alto, pelo
negro alborotado, barba de hacía por lo menos tres días, desgarbado, vestía una
chupa de cuero y con una sonrisa atravesada se quitó sus gafas de sol, era
realmente atractivo... aun así tenía ganas de estrangularlo por su insolencia.
- ¿Cretino?
¿Yo? Te confundes muñeca, yo me llamo Zayn ¿y tú?
-No creo que
te importe.
-Si no me
importara no hubiera preguntado ¿no crees?
-Lía, me
llamo Lía.
-Rodric tiene
una perra que se llama así.- comenzó a reírse y le di una bofetada.
-Vete a
reírte de tu pu… ¡Adiós!
-¡Espera! ¿No
pretenderás irte de rositas no?
-Mírame como
lo hago.- me di media vuelta cogí mi tabla e hice ademan de marcharme pero me
cogió por el brazo.
-Muy atrevida
tú, me parece a mi…- se acercó a mi susurrándome al oído antes de depositar un
beso en mi mejilla, dios casi me da algo cuando hizo eso pero intenté mantener
la compostura.
-Mira, el
perro se te escapa.
-¡Mierda!-
salió corriendo detrás de él y aproveche para marcharme de ahí corriendo.
¿Es que acaso
ese chico intentó flirtear conmigo? No, que locura. Volví a casa con cara de
pocos amigos.
-¿Paso algo
Lía?-preguntó Melissa.
-Nada.
- No mientas…
-Conocí a un
chico.-contesté seca.
-¿En serio?
-Si, me voy a
duchar.
-¡Espera!-me
detuvo Aya.- ¿Cómo es?
-Arrogante.
Sus caras
parecían un poema, no sabían que decir así que subí y me duche.
*Fin de la narración*
Cuando por
fin Lía acabo con la ducha serví la comida en la mesa y charlamos un rato.
-¿Qué tenéis
pensado hacer esta tarde?
-Dormir.-contestaron
Lía y Noelia a la vez.
-Yo leeré un
poco.-dijo Carlota.
-Yo me
acercaré a la biblioteca, hace tiempo que no voy y me apetece buscar algo…
-Pues como yo
no tengo nada que hacer escribiré un rato.
Después de
que Lía y Noelia se acostaran carlota y yo fuimos al estudio, mientras ella
leía yo escribía.
*Narra Aya*
Todas se
pusieron a hacer sus cosas mientras yo veía la tele esperando a que dieran las
5 para poder ir a la biblioteca, cuando llegó la hora me marché. Era grande y
realmente tenía un montón de libros, cuando me decanté por uno, como no había
sitio me senté en el suelo a leer.
Después de
estar leyendo durante un buen rato miré la hora, se me había hecho muy tarde
así que me dispuse a levantarme cuando accidentalmente choco con alguien.
-¿Está bien
señorita?-me preguntó una anciana, debía de ser la bibliotecaria.
-Si,
gracias.-
Seguí mi
camino, iba a girar y de repente me doy en la cara con una estantería que no
había visto de mi nariz empezó a brotar sangre, busqué en mi bolso pero no
tenía pañuelos así que intente parar la hemorragia tapándome con la mano. Seguí
caminando, quería salir ya de ese laberinto de libros y cuando por fin parecía
que encontraba la salida ¡ZAS! Me volví a chocar con alguien.
-¡Mierda!
¿Algo más?-grité ya cabreada.-lo siento, de verdad, estoy teniendo un día
horrible, mira como te dejé la camisa…
-Oh, no te
preocup…pero si estas sangrando.-colocó una mano bajo mi barbilla y me la
elevó, pronto me encontré con unos preciosos ojos marrones que enamoran y me
miraban fijamente con dulzura, sacó un pañuelo de su bolsillo y me seco un poco
la nariz.
-Ho…hola.-hable
de pronto mientras el sujetaba un pañuelo sobre mi nariz.
-Hola.-
sonrió.- ¿Cómo te llamas?
-Aya.
-Bonito
nombre yo soy Liam, y dime, ¿por qué ese mal carácter?
-Porque
intento salir de esta biblioteca pero no encuentro la puerta, ya es la tercera
vez que me choco…- el rió levemente y me condujo hasta la salida.-Gracias…y,
perdóname por lo de tu camisa…
-No es nada.-
dijo retirando el pañuelo.- Mira, ya dejo de sangrar.-sonrió.- Para la próxima
no vayas tan apurada y mira bien por donde vas.
-(Reí)
Gracias, lo haré.
-Espera.-giré
sobre mi misma.- ¿Sueles venir mucho por aquí?
-Es la
primera vez, me acabo de mudar pero puede que frecuente este sitio.- ambos
sonreímos y nos despedimos con la mano.
Cuando llegué
a casa ya era tarde, en la casa de al lado estaban montando una fiesta que
¡dios mío, menudo volumen! Entre y estaban todas las luces apagadas, quizás ya
estarían durmiendo.
*Fin de la narración*
No hay comentarios:
Publicar un comentario